En lugar de que las instituciones públicas y privadas en Monterrey, incluyendo las educativas mismas, percibieran el fin de los viejos contornos por los que simbólicamente se trazó el mapa de la pertenencia regiomontana, en lugar de que comprendieran que el crecimiento demográfico no sólo exige respuestas infraestructurales y sus subsecuentes nuevos sueños inmobiliarios, inclusive que no sólo exigía modelos de asistencia social y cultural sino que esperaba proyectos que representaran esas nuevas socialidades, que requerían verse como nuevos actores, como parte de un cambio en la acción y en la definición misma de lo regiomontano, en lugar de ello las instituciones como digo se recentraron, se recondujeron al mismo punto central desde donde emanaban sus directrices incuestionables; el del influyentismo opaco, punto ciego por donde al gobierno y a los empresarios se les colaron desde finales de los 90, los lavadores de dinero, los negocios con vínculos criminales, los pistoleros y los extorsionadores.
leer el artículo completo aquí
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment