Friday, April 30, 2010

cuesta caro vivir lejos



este artículo es un reflejo de las series de fotografias hoyos urbanos y ciudades fragmentadas que producí hace varios años.

Escrito por Alicia Díaz (25-Abr-2010).-

Desde que sale de su casa hasta que llega al trabajo, Narciso García tarda casi dos horas y debe tomar un par de camiones. Al final del día desanda el mismo camino.
Historias como ésta se repiten diariamente, en parte a causa del crecimiento de la mancha urbana del área metropolitana de Monterrey.
Según datos de Catastro del Estado de los últimos 5 años, a la metrópoli se le agregan, en promedio, mil 343 hectáreas anualmente.
Esto equivale a la superficie de unos 12 Parques Fundidora o unos 11 Parques de Investigación e Innovación Tecnológica, PIIT.
El crecimiento, la disponibilidad de servicios e infraestructura y el precio de la tierra orillan a que muchas de las viviendas se construyan en la periferia, lejos de las áreas de trabajo.
Esto afecta la economía y calidad de vida no sólo de quienes deben realizar los largos recorridos, sino de toda la Ciudad.
En el ritual que cumple Narciso seis veces a la semana -desde la Colonia Valle Soleado, en Guadalupe, donde vive, hasta la Avenida Sendero, en los límites de Escobedo y San Nicolás, donde trabaja-, invierte 32 pesos diarios.
En total son 768 pesos mensuales los que destina Narciso para transportarse a su trabajo, sin considerar lo que gasta su esposa y que sus hijos harán lo propio dentro de poco.
Si esto se suma a la hipoteca mensual de mil 600 pesos que paga por su casa, resulta que a vivienda y transporte destina el 49 por ciento de su sueldo, que es de 4 mil 800 pesos, cuando el salario promedio en el Estado es de 6 mil 480 pesos al mes, según cifras del IMSS.
Según estudios, a estos dos conceptos se debe destinar, cuando mucho, el 35 por ciento del salario, afirma Gerardo Cruz Vasconcelos, presidente del Colegio de Economistas de Nuevo León.
"Es una ironía que, desgraciadamente, a los más necesitados, a los de menores ingresos, estamos haciendo que se vayan a vivir más lejos y eso es en detrimento de ellos", reconoce Antonio Elosúa.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda, Canadevi, atribuye este fenómeno a que en los centros de población la tierra es muy cara para las casas económicas.
Además, agrega, entre más lejos construyan, más costos deben agregar a las viviendas, pues deben introducir infraestructura de agua y electricidad que finalmente se transmite al cliente.



No obstante lo anterior, dentro de la Ciudad existen terrenos no utilizados que ya cuentan con infraestructura y contribuyen a la expansión de la mancha urbana.
Y se trata de una superficie para nada despreciable.
Según Catastro, actualmente existen en el área metropolitana de Monterrey 281 mil 104 baldíos, los cuales suman más de 17 mil 616 hectáreas.
Estos "lunares" subutilizados equivalen a la expansión de 13 años de la urbe, considerando el crecimiento actual.
Los baldíos y la baja densidad de habitantes por hectárea -debido al poco impulso a la vivienda vertical-, "empujan" la mancha urbana.
En Monterrey, la densidad de 67.43 habitantes por hectárea es muy baja en relación a las grandes urbes, dice Gabriel Todd.
El subsecretario de Desarrollo Sustentable del Estado afirma que es recomendable aumentarla, pero con calidad en el espacio público y la escala humana.
De ahí la importancia de pensar en las unidades habitacionales en conjunto con su equipamiento urbano.
"Se hacen grandes conjuntos habitacionales y no hay nada que los complemente.
"Finalmente todos lo tenemos que pagar..., nos tenemos que estar desplazando grandes kilómetros", señala Héctor de Jesús Castellanos, presidente fundador de la Sociedad de Urbanismo, Surmac, Región Monterrey.
Y es que el crecimiento desbordado de la urbe afecta la calidad de vida de todos sus habitantes.
De acuerdo con resultados preliminares de la edición 2009 del estudio "El costo de vivir lejos", de la consultora Aserva Consulting Group, la productividad laboral de una persona que vive alejada de su centro de trabajo disminuye entre 8 y 10 por ciento en comparación con una que habita en un lugar cercano.
El estudio revela que las horas diarias que algunos trabajadores deben recorrer derivan en agotamiento, además de que el trayecto podría afectar su concentración y ánimo para realizar las funciones encomendadas.

Dedicar diariamente 4 horas de trayecto al trabajo perjudica también la calidad de vida familiar y el desarrollo personal, dice Rena Porsen Overgaard, de la cátedra en Investigación de Regeneración y Desarrollo Sustentable de la Ciudad, del Tecnológico de Monterrey.
"Una familia en donde el papá está fuera de la casa 12 horas al día, ya no tiene mucha influencia sobre el desarrollo de los niños", apunta.

Nos gusta vivir apretados: La concentración de la población en el área metropolitana de Monterrey se aceleró aproximadamente a partir del año 1940.

Porcentaje de población fuera y dentro del área metropolitana de Monterrey:

Se desparrama Cada año se suma a la urbe el equivalente a 12 Parques Fundidora.

1,343 Hectáreas crece anualmente, en promedio, la mancha urbana.

17,616 Hectáreas de baldíos hay en el AMM.

1,393,516 Lotes hay en el AMM.

86% De la población habita en el área metropolitana de Monterrey.

95% De los trabajadores de NL asegurados al IMSS se concentra en 13 municipios.

Fuentes: Dirección de Catastro y Gobierno del Estado de Nuevo León.

el adversario, la ciudadanía amenazada en regiolandia: la violencia libre y a la loca.

En lugar de que las instituciones públicas y privadas en Monterrey, incluyendo las educativas mismas, percibieran el fin de los viejos contornos por los que simbólicamente se trazó el mapa de la pertenencia regiomontana, en lugar de que comprendieran que el crecimiento demográfico no sólo exige respuestas infraestructurales y sus subsecuentes nuevos sueños inmobiliarios, inclusive que no sólo exigía modelos de asistencia social y cultural sino que esperaba proyectos que representaran esas nuevas socialidades, que requerían verse como nuevos actores, como parte de un cambio en la acción y en la definición misma de lo regiomontano, en lugar de ello las instituciones como digo se recentraron, se recondujeron al mismo punto central desde donde emanaban sus directrices incuestionables; el del influyentismo opaco, punto ciego por donde al gobierno y a los empresarios se les colaron desde finales de los 90, los lavadores de dinero, los negocios con vínculos criminales, los pistoleros y los extorsionadores.

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